En recuerdo del Profesor Aurelio Menéndez

 

 

En recuerdo del Profesor Aurelio Menéndez

 

A los pocos días de conocer el fallecimiento del Profesor Manuel Olivencia llegó la no menos triste noticia del fallecimiento del Profesor Aurelio Menéndez.

 

La grandeza de su figura dará lugar –ya lo está haciendo- a una merecida sucesión de recuerdos y valoraciones de lo que fue su vida como maestro universitario, como extraordinario abogado y como personalidad que protagonizó señaladas actuaciones en muchos ámbitos de la vida española durante los últimos decenios. Sin perjuicio de esos merecidos testimonios de la trayectoria de Don Aurelio, no puedo dejar de reseñar en unas breves líneas, un modesto y sentido recuerdo de su figura.

 

Aurelio Menéndez ocupó distintos cargos y lo hizo con el éxito que acreditaron tantas distinciones y títulos que mereció en vida. Mas su vida la supeditó a su condición de profesor universitario. Basta con acudir a su biografía y, sobre todo, con ver reflejado su magisterio a través de los numerosos discípulos que atrajo hacia el Derecho mercantil, siendo muchos de ellos hoy, a su vez, conocidos y reputados mercantilistas. En esa tarea de atracción de tantos jóvenes juristas hacia el Derecho mercantil, Don Aurelio nunca olvidó a sus maestros –señaladamente a D. Rodrigo Uría- y lo hizo con una visión que el tiempo se ha encargado de convalidar: la que implicó exponer y reivindicar un esfuerzo colectivo de distintas generaciones en la creación y en la mejora del Derecho mercantil. Quien quiera profundizar en esta observación no tiene más que leer sus referencias a la moderna Escuela española de Derecho mercantil.

 

Recordaré a D. Aurelio como un gran hombre, a quien los éxitos muchos y diversos que acumuló nunca le despojaron de la humanidad de los sabios: de la cordialidad hacia cuantos con él trataban cuestiones académicas, cualquiera que fuera la edad o categoría del interlocutor; de su entendimiento del Derecho vivido como un lugar de constante aprendizaje y, sobre todo, del respeto y orgullo que expresó hacia la labor de tantos de sus compañeros, siendo así que no pocos de ellos tuvieron la suerte ser durante toda su vida, grandes amigos.

 

Mis condolencias a su familia.

 

Descanse en paz.

 

 

Madrid, 8 de enero de 2018