Ayer celebró nuestro Departamento universitario un almuerzo en homenaje a la Profesora Carmen Galán, con motivo de su reciente jubilación. En ese acto, Carmen recordó su presencia ininterrumpida en nuestra Facultad de Derecho desde 1973, nada menos. Lo hizo con la elegancia y precisión que la caracterizan, a través del recuerdo y afecto hacia sus maestros y compañeros durante todo este período.
Carmen se jubila con la satisfacción de haber contribuido a la Universidad. Ha vivido las idas y venidas de nuestro modelo universitario y lo ha hecho siempre desde una lección permanente de compromiso con la labor docente. Lo ha hecho con dignidad y discreción, que sólo se han visto perturbadas por el repetido reconocimiento por sus alumnos.
Un reconocimiento que quienes hemos sido sus compañeros compartimos. Durante tan largo período, Carmen se ha ganado y ha mantenido el cariño de todos sus compañeros.
La ocasión de su jubilación merece algo más que señalar ese hecho y quiero expresar la pena que acompaña que nos deje, al menos a los efectos del servicio activo y de su presencia por los pasillos y despachos de la Facultad de Derecho. Ante todo, quiero expresar el orgullo de haber tenido en Carmen una maestra universitaria en muchos aspectos. Por supuesto que en la labor como docente e investigadora de nuestra materia. Pero también en la generosidad que se concretaba en el apoyo constante a los demás en los buenos y malos momentos, en sumar al esfuerzo colectivo y en trasladar a todos su satisfacción por la actuación universitaria compartida.
Carmen ha sido ejemplar en la comprensión de la vida universitaria. En que ésta obliga a adaptarse constantemente y que, al hacerlo, la experiencia no debe traducirse en la nostalgia por los que pensamos que fueron tiempos mejores que no volverán, sino en la principal baza para ofrecer un mejor futuro a quienes nos acompañan como compañeros y alumnos. Así lo hizo ayer, recordando con gratitud a sus maestros, a la vez que animaba a los jóvenes profesores a afrontar el futuro y hacer mejor nuestra Universidad.
La jubilación invita a juegos etimológicos. Trataré de evitarlos concluyendo que estoy seguro de que Carmen va a disfrutar de su jubilación. Que lo puede hacer a la vista de lo que hasta aquí ha hecho –y de lo que nos hemos beneficiado tantos- y de lo mucho que le queda por hacer, en lo que llevará siempre nuestro agradecimiento y afecto.
Madrid, 5 de octubre de 2018