En fechas recientes encontré en The Wall Street Journal un titular llamativo: “Elizabeth Warren to Obama: Fire SEC Chief Mary Jo White”. Son varios los factores de atracción. Parto de la introducción que a este hecho dedica la crónica del Financial Times: el episodio supone que la rama más a la izquierda del Partido Demócrata presione al Presidente para que destituya a uno de sus nombramientos más recientes (v. Jopson, B., “Warren wants SEC head fired for ‘undermining’ administration”, Financial Times, edición en papel, 15-16 de octubre de 2016, p. 2).
La principal protagonista de la noticia es la hoy Senadora Elizabeth Warren, anteriormente Profesora de la Harvard Law School, a la que he dedicado alguna entrada precedente, como puede consultarse aquí y aquí. La Senadora protagoniza una petición formal y pública al Presidente Obama, consistente en el ejercicio por éste de su poder de cesar a la Presidenta de una de las instituciones más influyentes en los mercados financieros: la máxima responsable de la Securities and Exchange Commission (SEC).
Como el lector interesado puede comprobar, la carta utilizada por la Senadora Warren para formular dicha petición es un largo escrito (12 páginas), plagado de notas a pie que respaldan las afirmaciones que se desarrollan en el mismo y cuya conclusión transcribo:
“Under the authority outlined in 17 C.F.R. § 200.10, you may immediately designate another SEC Commissioner as Chair of the agency. I strongly urge you to use that authority today.
I do not make this request lightly. I have tried both publicly and privately to persuade Chair White to direct the agency’s resources toward pressing matters of compelling interest to investors and the public, and toward completing those rules that Congress has required it to implement. But after years of fruitless efforts, it is clear that Chair White is set on her course. The only way to return the SEC to its intended purpose is to change its leadership.”
El asunto no se agota en la política estadounidense y en las tensiones que se hayan podido producir entre el poder legislativo y la gestión que ha desarrollado la máxima responsable de la SEC. La carta de Warren apunta a dos cuestiones relevantes para cualquier mercado de valores: la primera es la información que deben facilitar las sociedades cuyos valores se negocian en los mismos y la segunda se refiere a la información sobre lo que de forma resumida cabe tratar como las contribuciones políticas que puedan haber realizado esas mismas sociedades. Cualquier interesado debe leer con atención la carta de Warren, que relata los hitos que vienen acompañando al debate regulatorio estadounidense, los criterios contrapuestos y la posición criticable –a juicio de la Senadora- adoptada por la Presidenta de la SEC. Dicho lo cual, añado dos apuntes.
La primera cuestión combina un propósito legislativo con lo que muchos presentan como una realidad que lo condiciona. El reforzamiento de la exigencia informativa por parte de las sociedades cotizadas es una de las expresiones del mayor rigor normativo que suelen determinar crisis de relativa alcance para la confianza en el buen funcionamiento de los mercados. Era previsible que uno de los muchos efectos de la crisis financiera fuera la mayor exigencia en la transparencia informativa de las cotizadas. En esa línea apuntaban los grandes textos legislativos aprobados y su desarrollo por normas a dictar, entre otras instituciones, por la SEC. Frente a esa tendencia se ha esgrimido desde sectores empresariales que las exigencias regulatorias en vigor ya implicaban un deber informativo excesivo, reclamándose una nueva ordenación de esa información por parte de dicha institución supervisora. La información financiera y bursátil no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. No importa tanto sepultar al inversor en una avalancha informativa que en su mayor parte carece de relevancia, como poner a disposición de éste aquella información de la que depende realmente su decisión inversora.
Entre la información relevante en los mercados estadounidenses se reclama desde hace años una especial transparencia en las contribuciones de naturaleza política que vienen realizando las sociedades cotizadas. Las iniciativas adoptadas por la SEC para poner a disposición del mercado una mejor información con ese contenido fueron bloqueadas por el Congreso. Di noticia al respecto por medio de esta entrada motivada por una columna co-firmada por el también Profesor de la Harvard Law School, Lucien Bebchuk, quien denunciaba la voluntad política de la mayoría republicana en el Congreso favorable a frenar una nueva regulación que iba a permitir conocer la “financiación política” por parte de sociedades cotizadas. La carta de Warren reconstruye con detalle la batalla legislativa en este asunto y reprocha de manera abierta a la actual Presidenta de la SEC haber militado en el bando de quienes han tratado de bloquear una mayor transparencia en esta materia.
Habrá que seguir este asunto. Por lo que supone que una Senadora influyente actúe de una forma abierta en contra de la continuidad de la Presidenta de la SEC y por el trasfondo legislativo que ha conducido a tan excepcional petición.