¿Son necesarios los bancos de inversión?

La crisis financiera ha tenido consecuencias perjudiciales para muchos, pero también ha provocado cambios estructurales de los sistemas financieros. Esto vale tanto para la experiencia española e internacional como para los distintos sectores de esos sistemas. En relación con los bancos de inversión se viene llamando la atención sobre el cambio de su papel en el escenario post crisis. Desde un punto de vista más concreto como es el de la intervención de la banca de inversión o especializada en operaciones corporativas, un reciente y recomendable artículo publicado en The Wall Street Journal llamaba la atención sobre la disminución de las operaciones en las que las empresas que lo protagonizaban mantenían la intervención de bancos de inversión: An Investment Banker’s Worst Nightmare.

 

La información resulta interesante porque parte de hechos que revelan una tendencia acreditada y contradictoria que venía siendo reflejada en no pocas informaciones precedentes. Ofrece datos que prueban que sigue creciendo el número de operaciones donde grandes corporaciones decidieron acometer adquisiciones sin contar con un banco asesor. La contradicción resulta de que esa tendencia se haga en una evolución que revela la progresiva recuperación del mercado de fusiones y adquisiciones (M&A):

 

One day late last month, two big companies announced takeovers that had something in common: Neither Comcast Corp. nor AbbVie Inc. used a banker.

Comcast and AbbVie, both giants in corporate America, aren’t alone. More companies are deciding to do without bankers when they make acquisitions.

In 2015, the buyers in public-company deals valued at more than $1 billion didn’t use financial advisers in 70 instances, or 26% of the time, according to Dealogic. That is the second-highest total on record and far surpasses the 25 cases, or 13% share, in 2014.

In 2016, there have already been 23 examples, or 27% of deals in question. While merger volume has been surging, the rise in deals without a bank since 2014 is more pronounced.

 

Las razones que, conforme a la información, se apuntan por los protagonistas son varias. Citaré a las que me parecen más sugerentes. La primera, que no pocas grandes sociedades han optado por crear sus propios equipos internos en el estudio, diseño y ejecución de ese tipo de operaciones. Esta circunstancia se expande en numerosos mercados, incluido el español. Constituye una medida de organización lógica en sociedades que tienen una vocación de crecimiento a través de esas operaciones o que se mueven en sectores en los que el recurso a operaciones de concentración parece ineludible. Mantener departamentos atentos a la evolución de los mercados y a oportunidades de inversión es una decisión prudente. En relación con el mercado estadounidense, el artículo recuerda que son muchas las personas que han tenido que abandonar sus puestos en los bancos de inversión y que las sociedades cotizadas han aprovechado su experiencia a través de su incorporación a equipos internos.

 

La segunda implica una crítica de mayor calado. Apunta al coste de la intervención de bancos de inversión, posición que cuenta con defensores autorizados como es el caso de Warren Buffet. Es una crítica severa por cuanto de manera expresa viene a señalar que en determinados casos la actuación de los bancos apunta a la obtención de la máxima retribución posible recomendando primas de adquisición que no se corresponden con el valor de mercado del objeto de la adquisición:

 

Corporate executives attribute the rise to a desire to keep transactions confidential, move quickly when needed and, of course, save money. There is also a view by some that all bankers don’t always have their best interests at heart.

 

 

In his 2014 letter to shareholders of Berkshire Hathaway Inc., Warren Buffett captured that view. He derided investment bankers, who, “being paid as they are for action, constantly urge acquirers to pay 20% to 50% premiums over market price for publicly-held businesses.” He went on: “A few years later, bankers—bearing straight faces—again appear and just as earnestly urge spinning off the earlier acquisition in order to ‘unlock shareholder value.’

 

A las razones anteriores se suma, en tercer lugar, la preservación de la confidencialidad de las operaciones. No se insinúa con ello que la intervención de los bancos implique la inmediata infracción de los deberes de confidencialidad sino una regla simple: cuanta menos gente conozca una operación sujeta a confidencialidad, mayor es la posibilidad de que la regla de su observancia se cumpla. En especial si los “iniciados” pertenecen a la misma organización y están sometidos a unas mismas reglas de comportamiento y control.

 

Termino con algunas dudas. La primera, la de si estamos ante un hecho transitorio y la recuperación de los mercados de operaciones corporativas determinará el retorno un mayor protagonismo de los bancos de inversión en un número creciente de adquisiciones. En relación con ello, la segunda cuestión es jurídica y propone analizar la renuncia al asesoramiento externo de un banco de inversión desde el punto de vista de la sociedad adquirente de otra. ¿Es una actuación diligente? Algunos de los requisitos a los que el artículo 226.1 de la Ley de Sociedades de Capital condiciona la protección de la diligencia empresarial de los administradores enlazan con el tema tratado. La cuestión final es la relativa a si la participación de uno o más bancos de inversión asesores viene requerida como cauce para completar la información suficiente y para asegurar que el procedimiento de decisión es el adecuado o si ambas circunstancias se pueden satisfacer mediante mecanismos internos de organización.

 

Confío que alguien se anime a desarrollar la cuestión, que encuentra en nuestra legislación societaria y financiera algunos incentivos para la discusión.